Recuerdo de los 25 años de la caída del muro de Berlín
Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
Hoy la liturgia nos recuerda la Dedicación de la Basílica
Lateranense, la catedral de Roma, que la tradición define como la “madre de
todas las iglesias del Urbe y de la Orbe”. Con el término “madre” nos referimos
no tanto al edificio sacro de la Basílica como a la obra del Espíritu Santo que
en este edificio se manifiesta, fructificando, mediante el ministerio del
Obispo de Roma, en todas las comunidades que permanecen en unidad con la
Iglesia que él preside. Esta unidad presenta el carácter de familia universal y
cómo en la familia está la madre, así también la venerada catedral Lateranense
hace de “madre” de todas las iglesias de todas las comunidades del mundo
católico. Con esta fiesta, por tanto, profesamos, en la unidad de la fe, el
vínculo de comunión que todas las Iglesias locales, esparcidas por la tierra,
tienen con la Iglesia de Roma y con su obispo, sucesor de Pedro.
Cada vez que celebramos la dedicación de una iglesia, se nos
recuerda una verdad esencial: el templo material hecho de ladrillos es signo de
la Iglesia viva que trabaja en la historia, es decir de aquel “templo
espiritual”, como dice el Apóstol Pedro, de quien Cristo mismo “es piedra viva,
rechazada por los hombres pero elegida y preciosa ante Dios (1Pe 2, 4-8). En
fuerza del Bautismo, cada cristiano, como recuerda San Pablo, forma parte del
“edificio de Dios” (1 Cor 3,9). El edificio espiritual, la Iglesia comunidad de
los hombres santificados por la sangre de Cristo y por el Espíritu del Señor
resucitado, nos pide a cada uno de nosotros ser coherentes con el don de la fe
y llevar a cabo un camino de testimonio cristiano. La Iglesia, en el origen de
su vida y de su misión en el mundo, no ha sido otra que una comunidad
constituida para confesar la fe en Jesucristo, Hijo de Dios y Redentor del
hombre, una fe que obra por medio de la caridad. También hoy la Iglesia está
llamada a ser en el mundo la comunidad que, enraizada en Cristo por medio del
Bautismo, profesa con humildad y coraje la fe en Él, testificándola en la
caridad. Para esta finalidad esencial deben ser ordenados también los elementos
institucionales, las estructuras y los organismos pastorales.
La fiesta de la Dedicación de la Basílica Lateranense,
invitándonos a meditar sobre la comunión de todas las Iglesias, por analogía
nos estimula a comprometernos para que la humanidad pueda superar las fronteras
de la enemistad y de la indiferencia, a construir puentes de comprensión y de
diálogo, para hacer del mundo entero una familia de pueblos reconciliados entre
ellos, fraternos y solidarios. De esta nueva humanidad la misma Iglesia es
signo y anticipación, cuando vive y difunde con su testimonio el Evangelio,
mensaje de esperanza y de reconciliación para todos los hombres.
Invoquemos la
intercesión de María Santísima, para que nos ayude a convertirnos como ella en
“casa de Dios”, templo vivo de su amor.
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Queridos hermanos y hermanas,
Hace 25 años, el 9 de noviembre de 1989, caía el Muro de
Berlín, que durante tanto tiempo cortó en dos la ciudad y fue el símbolo de la
división ideológica de Europa y del mundo entero. La caída sucedió de
improviso, pero fue posible gracias al largo y cansado compromiso de muchas
personas que durante este tiempo lucharon, rezaron y sufrieron algunos hasta
llegar al sacrificio de la vida. Entre esto, un papel protagonista tuvo San
Juan Pablo II. Recemos para que, con la ayuda del Señor y la colaboración de
todos los hombres de buena voluntad, se difunda cada vez más una cultura del
encuentro, capaz de hacer caer todos los muros que todavía dividen el mundo, y
que no suceda nunca más que personas inocentes son perseguidas y asesinadas a
causa de su credo y de su religión.
Hoy en Italia, se celebra la Jornada del Agradecimiento, que
este año tiene por tema “Nutrir el planeta, energía para la vida” con
referencia a la próxima Expo de Milán 2015. Me uno a los obispos en la
esperanza de un compromiso renovado para que a nadie le falte el pan cotidiano
que Dios da a todos. Me siento cercano al mundo de la agricultura, y animo a
todos a cultivar la tierra de una forma sostenible y solidaria. En tal contexto
se desarrolla en Roma la Jornada diocesana por la custodia de la creación , un
evento que pretende promover estilos de vida basados en el respeto del ambiente,
reafirmando la alianza entre el hombre, custodio de la creación y su Creador.
Saludo a todos los
peregrinos venidos de distintos países, las familias, los grupos parroquiales,
las asociaciones.
En especial saludo
a los representantes de la comunidad venezolana en Italia, los jóvenes de
Thiene (Vicenza) que han recibido la Confirmación, las universitarias de
Urbino, los fieles de Pontecagnano, Sant’Angelo in Formis, Borgonuovo y
Pontecchio.
A todos deseo un
buen domingo. Por favor, ¡no olvidéis de rezar por mí! ¡Buena comida y hasta
pronto!
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