ALAI-AMLATINA 08/04/2005, Río de Janeiro.- Se refuerzan eneste momento las incertidumbres sobre el comportamiento de laeconomía mundial. Algunos economistas apuestan a unacontinuidad del crecimiento, otros considerar que va a incluso afortalecerse, mientras unos terceros creen que habrá recesión. Seaguardan con tensión los datos sobre el mes de marzo y losllamados mercados financieros viven angustiosas expectativas.
¿Cómo puede ser que una ciencia económica, que se pretendepróxima a las ciencias "exactas" concebidas hacia el final del sigloXIX, sea tan inútil para analizar las coyunturas históricasconcretas?Este ha sido el tema de nuestros estudios sobre una teoría de lacoyuntura. En realidad, el cuadro teórico heredado de las cienciaspositivas del siglo XIX no conduce a un análisis de los hechoshistóricos. Cuando la teoría científica se mueve hacia lo concreto,ella tiene por objetivo producir recomendaciones de políticas,"aplicaciones" de las leyes, pretendidamente descubiertas por laciencia, a la realidad para obtener resultados concretos, según losobjetivos de los actores concretos.
Es innecesario decir que estos actores, especialmente en elcampo de las ciencias sociales, son sobretodo el Estado, lasempresas, en algunos casos, y eventualmente los "individuos”,entendidos como compradores y vendedores en el mercado. Eneste modelo de ciencia - que es enseñado hasta nuestros días enlas escuelas de economía dominadas por el mainstrean - no hayningún espacio para el estudio de los fenómenos históricosconcretos.Es que este modelo de ciencia trabaja con la simplificación de losfenómenos, reduciendo al mínimo el número de variables, mientrasel análisis de la realidad concreta está dominado por la necesidadde conectar una gran diversidad de fenómenos en su movimientohistórico.Lo interesante es constatar que las llamadas ciencias exactas onaturales han caminado cada vez más decididamente en ladirección de la complejidad aceptando el hecho impuesto pornuestra aproximación al espacio sideral iniciado por la navegaciónespacial.Ya no podemos hablar de un universo ahistórico. El universo quecada vez conocemos más detalladamente está en permanentetransformación. Y los distintos estadios de la historia del universosiguen leyes distintas y presentan ambientes distintos. Algosimilar a lo que el pensamiento dialéctico encontró en el universohistórico humano: no hay una humanidad general arriba de lasdistintas formas históricas concretas.No hay economía en general, lo que hay son formacioneseconómicas históricamente determinadas que siguen leyesdistintas. Por esto, el intento de la llamada ciencia económica deproducir una teoría económica superpuesta a la historia y a ladiversidad cultural y geopolítica ha sido siempre un fracasocolosal.Lo extraño es que estos sucesivos fracasos no perturben a lostecnócratas que viven a costa de esta ficción de ciencia exacta.Ni tampoco a los políticos que dan muestras de creer cada vezmás firmemente en la afirmación de la Sra. Thatcher de que "nohay alternativa" a las políticas económicas neoliberales.Es fundamental constatar también el peso que han ganado en losúltimos años los órganos de ejecución de estos principios muchomás religiosos que científicos (No olvidemos que el fundador delpositivismo, Augusto Comte, terminó su vida creando una ReligiónPositiva).La religión positiva de Comte era muy arcaica en su simbología.Ella se realiza en nuestros días en las imposiciones del FMI, esaconcentración de economistas de tercera línea, como lo mostróJoseph Steeglitz, del Banco Mundial, hacia donde se dirige elideólogo más fundamentalista del equipo de Bush. 
Pero la expresión más acabada de la Religión Positiva en nuestros díasson los Bancos Centrales, siempre acompañados del adjetivo de"independientes". Ellos son los representantes de la cienciaeconómica, aun cuando sus errores se multipliquen no solo en susprevisiones equivocadas sino también en sus intervencionesdesastrosas.Véase el caso del FED en Estados Unidos. Después de subir latasa de interés del 3,5% al 6,5% al año en 2000 para detener unaamenaza inflacionaria que nunca se concretó fue obligado a bajarla tasa de interés al 1% entre 2003 y 2004, después de constatarlos efectos recesivos de su equivocada elevación de la tasa deinterés. Y de hecho la economía estadounidense se recuperó en2003 cuando se inició la baja de la tasa de interés.Pero llegamos a 2005 con una nueva elevación de la tasa deinterés que no logró detener el crecimiento ni los efectivos factoresinflacionarios que están en acción, ahora sí en la economíamundial, como el aumento del petróleo. Sin embargo, el verdaderoorigen de las tasas excepcionales de crecimiento está en el brutalaumento del gasto público en función de los gastos militaresimpuestos por los fundamentalistas que asaltaron el gobierno deeste país. Estos gastos son también uno de los principalesfactores del aumento de las presiones inflacionarias. En estecontexto ¿cómo se atreven a presentarse como sacerdotes dellibre mercado y del conocimiento económico universal?Vemos así que las dificultades para alcanzar un conocimiento puroy científico de la realidad económica tiene enemigos mucho máspoderosos: entre ellos, resaltan los intereses económicos ypolíticos concretos que se disfrazan de ciencia trascendental paraservir a sus objetivos inconfesables.Pero no nos dejemos ilusionar. La solución encontrada por elgobierno Bush para recuperar la economía estadounidense tieneaún un largo camino que recorrer. Son muchos los intereses entorno al déficit fiscal y al déficit comercial de los EE.UU. Paravender sus productos, los grupos militares apoyarán las aventurasfiscales más peligrosas, comprometiendo definitivamente el futurodel dólar y el dominio estadounidense de la economía mundial. Dela misma forma, China y los demás exportadores hacia EE.UU.están dispuestos a mantener sus superávits en dólares en títulosde la deuda pública de este país. Estas aventuras, sin embargotienen sus límites. Según nuestros cálculos, el dólar y elendeudamiento norteamericano entrarán en crisis definitiva en 8 a10 años más. Hasta entonces, el euro y otras monedasregionales ya estarán suficientemente fuertes para arrastrar eldólar a convertirse definitivamente en una moneda local. Laeconomía mundial tiene pues una dirección. Solo en la medida enque conocemos esta dirección podemos evaluar correctamente lacoyuntura actual.
* Theotonio dos Santos es profesor titular de la UFF. Director de laREGGEN.
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