viernes, diciembre 16, 2005

FRENTE A LA MEMORIA DEL PUEBLO BOLIVIANO

Por Autor: Alfredo Chimori Saucedo -
Elecciones presidenciales y el triunfo electoral del pueblo. La reconstrucción de la memoria histórica, la dominación, el negacionismo de la oligarquía.

FRENTE A LA MEMORIA DEL PUEBLO BOLIVIANO Image hosted by Photobucket.com
Elecciones presidenciales y el triunfo electoral del pueblo. La reconstrucción de la memoria histórica, la dominación, el negacionismo de la oligarquía. Autor: Alfredo Chimori Saucedo
1. NEGACIONISMO Y ACULTURACION, Negar la verdad histórica del país fue siempre el elemento de provocación para el puñado de oligarcas. Los mismos que están ahora en Santa Cruz, en el pasado estaban en el altiplano enriqueciéndose con los minerales de Potosí, pactando o recibiendo órdenes de las corrientes más retrógradas del mundo occidental para liquidar al país.
La injusticia, la aculturación, el robo de riquezas naturales no es de ahora, se revela como rémora desde hace más de 500 años de dominación colonialista.
Hay que ser inconsciente para no darse cuenta de una verdad tan clara como el agua: Bolivia es un país aborigen, por la sencilla razón de que todos o casi todos sus habitantes tienen ascendencia indígena “cambas” y “collas” confundidos. Esta verdad es incontrovertible, no se necesita demostración. Su presencia tampoco es retórica ni poética: es real, de carne y hueso, basta salir unos segundos por las calles de Santa Cruz o La Paz para darse cuenta de la monumental insensatez a la que llegado la oligarquía para negar al país. La sociedad indígena, o boliviana o popular o como se quiera llamar, pese a las tentativas de hacerla desaparecer , está presente en cada rincón del país, en los mercados, en las calles de las ciudades, en los lugares más alejados y más cercanos del territorio; en los alimentos, en los idiomas nativos, en la vestimenta, en la música, en las costumbres, en todos los actos de la vida cotidiana, hasta en el aire que se respira está impregnada la marca de la cultura patrimonial, porque de todos modos, el peso gravitatorio indígena es tan fuerte que todos y cada uno de los bolivianos, sean indios, mestizos, blancos, negros o amarillos, incluyendo a los negacionistas, "sufren" los efectos de esta simple verdad. Los “pigmentócratas” que nos gobiernan, deben comprender seriamente esta verdad elemental: Bolivia existirá solo si las culturas de nuestros antepasados perdurará. No puede ser a la inversa. El pueblo boliviano o el pueblo indígena que es exactamente lo mismo, no se exhibe en los museos, ni en las exposiciones de Nueva York, Londres, París, como se hace con otras sociedades hermanas que fueron aniquiladas para agrandar fortunas de los amos del mundo, hoy estos pueblos masacrados se los muestra en vitrinas para alimentar la curiosidad enfermiza de ciertos científicos megalómanos y la misantropía del turismo de mirones, especializados en culturas muertas del mundo, sin preocuparles un ápice del porqué de su exterminio. El pequeño círculo de negacionistas, siempre se ha alimentado del discurso reaccionario en su sueño dorado por crear una sociedad racista y “blanca” antiindía, antichola, antipopular, un tanto a la imagen que muestran las películas-basuras y programas de alienación que invaden las ciudades. Se dan modos de concebir una sociedad que solo existe en sus cerebros: por eso que cuando hablan de Bolivia, invariablemente la identifican con otras realidades que geográficamente se encuentran a 10 mil kilómetros de distancia, pero nunca con el pueblo indígena, bien que por ocurrencia se encuentra a cero kilómetros de distancia, es decir, en cada uno de los bolivianos. Son obscurantistas; porque por una parte, sicológicamente se alejan definitivamente del país; por otra, se asimilan a los "valores” más retrógrados del Occidente, finalmente no son "ni chicha ni limonada", porque no saben de donde son ni adonde van. Pero lo más grave de ésta curiosa forma de destruir al país, es que desprecian lo auténtico, repudian lo propio, humillan al pueblo y a las culturas milenarias del país; postergan indefinidamente reivindicaciones económicas elementales y urgentes. Con la cantaleta del discurso del "progreso", "modernidad" y otros señuelos, han sumido al país en la más absoluta miseria económica. Confunden cínicamente el "desarrollo" nacional, con el desarrollo de sus cuentas bancarias, de ésta manera “la democracia” como la dictadura para ellos es un negocio redondo. La propaganda enlatada proviene de EEUU. Se concentra y se organiza en ciertos circuitos cerrados pero influyentes de las castas dominantes, principalmente de las ciudades de Santa Cruz, La Paz y Tarija. Promueve el menoscabo de la noción de pertenencia, de autenticidad, de legitimidad. Va dirigida para producir desconcierto, alienando a aquellos que no tienen otra disyuntiva más que de leer, ver, escuchar los mismos estribillos que los monopolios de información preparan, sin otra posibilidad que de aceptar inconscientemente el formateo de sus conciencias, porque en Bolivia, solo existe la opción de recibir proselitismos nauseabundos. De esta manera, el urbano medio es receptor de discursos obcecados. Poco a poco se extravía sin saber quién es quién; negándose asimismo, transformándose en enemigo gratuito de sus raíces culturales, en rival inconsciente de la realidad de su sociedad, en refractario de los intereses de su país, porque al estrellarse contra él mismo, se estrella contra su propio destino, en un abismo perverso de autodestrucción, planificado por los explotadores. La finalidad de estas campañas de aberración, es bastante clara: anular toda reflexión, suprimir todo espíritu crítico, aniquilar toda toma de conciencia, para que el pueblo se hunda en la trampa y se impregne imperceptiblemente en la lógica de los opresores.
La embestida contra las culturas del país al igual que el sometimiento económico, es arma poderosa de dominación, por esta razón los poderosos introducen programas para acelerar la destrucción de sociedades heterogéneas ricas en sabiduría, valiosas en experiencia, pero que incomodan terriblemente al abrumado mundillo planetario de negocios y comisiones.
El motivo fundamental de los que acaparan el mundo, es la de sustituirla por otra postiza, dependiente, uniforme, manipulable, sumisa, corrompible a las componendas y señuelos pecuniarios. Si bien los tránsfugas son pocos, detrás de ellos se halla todo el arsenal ideológico de los dueños del mundo. Frente a esta realidad, resulta inadmisible que los representantes del Estado queden silenciosos e impasibles, como queriendo ocultar oscuras complicidades con grupos de poder internacional y nacional. Cierran los ojos al terrorismo mediático, tampoco investigan ni aplican lo que señalan las leyes de la Constitución Política para defender la soberanía nacional, y frenar la oleada de propaganda viciada contra el país, castigar a los traidores, denunciar a los organismos internacionales la ingerencia de EEUU en los asuntos internos de Bolivia.
2. LEGITIMIDAD HISTORICA En cuestiones de soberanía, defensa de riquezas naturales, identidades culturales, reivindicaciones y otras legitimidades, la impugnación de la realidad del país, parece ser cada vez más absurda desde que se descubrieron yacimientos de gas en el Chaco. A medida que se aproximan las elecciones presidenciales , el proselitismo reaccionario machaca día tras día en las conciencias de los bolivianos, para quebrantar la combatividad en la defensa de lo que le pertenece.
La resistencia es formidable y las tentativas para entregar el gas a los grandes consorcios internacionales han fracasado. En estas condiciones, el “juego democrático” de los neoconservadores forma parte del manoseo de dineros en la compra-venta de influencias y traiciones. Se desembolsan millones de dólares en propaganda y ya no es disimulo, tampoco diplomacia disfrazada, la ingerencia de EEUUU en asuntos internos del país es abierta, insistente e insolente. La embajada de EEUU se convierte en cuartel general y su embajador en cabecilla de la campaña electoral de los partidos políticos de la oligarquía. El hallazgo del gas debería causar alegría, forjar esperanzas en los hogares bolivianos, pero como era de esperar, — ni más ni menos, como en el pasado con el saqueo de las minas de Potosí y Oruro — los anhelos de mejores días se torna en pesadilla. La codicia de los opresores es tan grande, que el descaro llega a límites incalificables: las transnacionales y la oligarquía, conspiran nuevamente contra la soberanía nacional para arrebatarle de sus riquezas. La mayor parte de la prensa oral, escrita, los canales de televisión, controlados por circuitos retrógrados (consorcios privados, partidos políticos tradicionales, sectas religiosas), recurren a proselitismos insidiosos. ¿Para hacer caer la balanza a su favor? ¿Para ganar adhesiones en las ciudades? ¿Para vencer en los comicios a la oposición? Probablemente. Lo cierto es que advierten su inminente derrota, además saben que el pueblo no se doblegará. Mismo si aquellos ganaran entre gallos de media noche, gobernar entregando al país será imposible, porque esta vez el pueblo no lo permitirá. A la sazón, el motivo de estas aberraciones, es crear el caos necesario que serviría de caldo de cultivo o pretexto para un golpe de Estado o una intervención militar de EEUU. En las ciudades, se siente el diluvio de la propaganda fabricada por expertos en mercadotecnia venidos del norte, como si el país fuera una vulgar mercancía o estuviese en subasta pública. Se publican rumores para provocar pánicos, azuzar rencores gratuitos, incitar al racismo y a la xenofobia entre bolivianos. Los “sondeos y estadísticas” hacen su agosto, en medio de la avalancha de comunicados apócrifos de “fuerzas vivas” para “denunciar” ante la “opinión pública” la “amenaza” que representaría un gobierno indígena en una sociedad “civilizada”, que desde luego mueve a risa, si no fuera que por detrás de la verborrea cambalache, el neoliberalismo concuerda con las elites para apoderarse del gas. En el mes de noviembre pasado, se entretejieron tentativas de maniobras parlamentarias de diputados “naZionalistas” y “entreguistas” en intentos desesperados para aplazar las elecciones generales. Mientras en Santa Cruz, se exhibían manifiestos trucados de “intelectuales”, haciendo gala de fidelidades de “pueblos” fantasmas, de “patriotas” potenciales y de desbordante “juventud”, que no son más que paramilitares al servicio de la oligarquía.
En una atmósfera delirante de provocación, los minúsculos grupos de reaccionarios muestran los dientes para amedrentar a los ciudadanos. Sin embargo, frente a las campañas desestabilizadoras, el pueblo boliviano conserva su aplomo, demuestra madurez, guarda mesura y serenidad.
3. “AUTONOMIA” Y MANIPULACION Desde hace dos años, la oligarquía pregona la “autonomía” de Santa Cruz como pretexto para la secesión del resto del país. Las “encuestas por la autonomía” no son encuestas por que no hay cuestionario, tampoco se guarda el anonimato de los “encuestados”; más bien se trata de “adhesiones” amañadas que acosan y obligan a los ciudadanos presentar cédula de identidad, estampar firma, indicar su estado civil, anotar su domicilio y lugar de nacimiento. Estas “lealtades” a la fuerza, están financiadas y preparadas por la oligarquía y por EEUU, se aplican como instrumento de coerción, control de la población. Echan mano de la intimidación para que pueblo de Santa Cruz firme devociones y servilismos, so pena de amenazas, despidos de sus fuentes de trabajo.
La “pigmetocracia” de Santa Cruz, necesita con urgencia de firmas para demostrar su “fuerza” y su “determinación”. Según sus responsables, en lapso de algunos días ya reunieron 500 mil firmas, pero se trata de “ciudadanos” virtuales, porque los existentes rehúsan firmar. Los comités “cívicos” de Santa Cruz y Tarija, —que nada tienen de cívicos, si no de cínicos, son instituciones que teóricamente deben defender los intereses de Bolivia, sin embargo, hoy se transforman en punta de lanza de las transnacionales. Santa Cruz y Tarija tienen gas y petróleo, curiosamente, de la noche a la mañana en ambas ciudades los medios de comunicación dominados por la oligarquía encienden el divisionismo, inventan efervescencias regionalistas. Las polémicas contradictorias sobre el gas son fabricadas por especialistas estadounidenses, acuerdan enemistar a las regiones según sus proyectos. Elaboran estrategias de vocabulario ideadas por expertos en lingüística y propaganda comercial para confundir a los ciudadanos. Suministran argumentos y conceptos para que todos debatan en torno a reglas que ellos mismos crean. Traman tácticas y maniobras para demoler a los que incomodan. Instalan una atmósfera de desconfianza para sacar ventajas. En fin, la eficiencia empresarial, la competencia profesional, la mentira organizada y la persuasión bien estructurada puesta al servicio de los dominadores se aplica para destruir a toda una sociedad.
IV ¿TRIUNFO ELECTORAL DEL PUEBLO BOLIVIANO? Impedir la victoria política del pueblo, fue desde más de un siglo el objetivo principal de la dominación, porque siempre se constituyó en defensor aguerrido de los recursos naturales, en vanguardia de la soberanía nacional, en protector implícito de las culturas indígenas que son el patrimonio vivo de todos los bolivianos “collas” y “cambas” sin distinción. A menos de una semana para que se realicen las elecciones, Evo Morales, el candidato presidencial de los pobres, será probablemente el primer presidente indígena de la historia del país. La nebulosa política al fin se despejará; quizás la noche lóbrega del colonialismo se terminará.
Reconstruir lo qué fue destruido por las oligarquías es tarea gigantesca; entrañará sacrificios, desvelos, esfuerzos de quienes gobernarán en nombre de las mayorías nacionales. Recuperar el gas, reestablecer la infraestructura ferrocarrilera, dotar de tierras a los campesinos, incentivar la agricultura, rehabilitar la confianza de los que fueron marginados, crear fuentes de trabajo, recuperar las raíces culturales de quienes lo han perdido, apenas son muestras para salvar al país; otorgarles confianza a las nuevas generaciones, buscar el verdadero progreso desde nuestra propia realidad, educar a partir de nuestra propia imagen, desarrollar la cultural nativa y popular al servicio de propios y extraños, buscar la unidad con el pueblo latinoamericano en la lucha por la paz, el bienestar y la solidaridad son objetivos entre otros del gobierno que representará a los bolivianos.
La realidad no es uniforme ni es válida para todos, por eso que la diversidad y los particularismos regionales son la riqueza del país. Aquel empuje histórico de esta tierra mil veces oprimida, pero que ha hecho temblar tiranos, es la verdadera fuerza. Afortunadamente. Porque si no fuera así, hace tiempo que hubiéramos desaparecido.

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