Irene León 14/12/2005, Hong Kong.-
Todo el mundo auguranulos resultados de la VI Reunión Ministerial de la OrganizaciónMundial de Comercio -OMC-, inaugurada el 13 de diciembre enHong Kong, al punto que hasta su propio Director General, PascalLamy, reiteró una vez más el pedido de reducir las expectativas ypropiciar la unidad, a la vez que se multiplican las tentativas deposponer, otra vez, los temas polémicos o cambiarlos sin que senote mucho o mal, y luego procurar una salida elegante, negociadaen las exclusivas reuniones del llamado “cuarto verde” al queacceden sólo los ministros presentes. Pero los problemas no vana desaparecer porque se los evadan.La agricultura sigue siendo presentada como la manzana de ladiscordia y en realidad lo es, pero más allá de esto, los debatesque el asunto ha generado revela que el principal problema de laOMC es el de pretender que el comercio es “el” paradigma y quese basta a sí mismo, que es independiente de las demásrelaciones humanas y que constituye per-se un prototípicogenerador de bienestar. Ello a pesar de que el propio Lamy diceque la razón de ser de la OMC no es la de distribuir bienestar sinola de generar riqueza.Desde sus inicios en 1995, el organismo se ha expresado comoun instrumento del Grupo de los 8 países más industrializados–G8- para promover sus intereses, subsumiendo al Sur como áreade influencia de sus miembros. De allí que el surgimiento delGrupo de los 20 –G20-, liderado por Brasil, con importante peso enesta reunión, no sólo ha tenido la virtud de revelar que el Sur existey puede expresar sus propios intereses, sino que las enormesdisparidades entre regiones y países no pueden ser soslayadascon el pretexto de que todo se resolverá a través de la uniformidadde las reglas comerciales.Con un historial de grandes reuniones fracasadas (Seattle en 1999,Cancún en el 2003, y otras) la preocupación ahora radica en noacumular un nuevo fiasco, pues a estas alturas las controversiasde todo tipo y de todos lados, incluyen puntos de vista queexpresan desde adentro de que no es sólo el modelo OMC queestá en cuestión sino las mismas bases del Consenso deWashington.Ante tal estado de cosas, ya no son pocos quienes hablan de lanecesidad de una reingeniería de la OMC, para reorientarla hacia laformulación de políticas para facilitar, guiar y coordinar losprocesos bi y multilaterales, basándose en que la prevención de laformación de bloques comerciales de proteccionismo figurabaentre sus propósitos originales. No falta quienes piensanasimismo que los acuerdos de libre comercio y el proceso de laOMC deberían seguir caminos diferentes.La ronda de negociaciones que supuestamente debía culminar enla presente reunión despuntó en Doha, Qatar, en el 2001, suslineamientos eran los de asegurar e incrementar el desarrollomundial a través del pilar del libre comercio.Pero como la definición del mencionado pilar es, por poco decir,incierto, los problemas no cesan de aparecer: al asunto de lossubsidios a la agricultura por parte de los dos grandes, le siguió elde los bienes industriales, el de las patentes, entre otros, y másaún el antes dicho tema de las disparidades geo-económicas,frente a los cuales cuestiones como las del algodón, el banano oel azúcar, que figuran en la agenda de la actual reunión, aparecencomo cuestiones sectoriales.El arrepentimiento de haber desoído los requerimientos de lospaíses del Sur llega tarde, y las ofertas de ventajas marginalespara los países más pobres ya no son tan trascendentes en laagenda, pues las diferencias entre los Estados Unidos y la UniónEuropea en temas como el de la agricultura denotan que no setrata solo de Norte y Sur, sino de un modelo basado encompetencias e imposiciones, de las cuales tristemente pende lasuerte del mundo.No a la OMC en la tierra, No a la OMC en el aguaA la llegada de la marcha militante contra la OMC a losalrededores de la sede de la Reunión Ministerial, para coincidir consu inauguración, unos doscientos campesinos/as de Corea,miembros de la Vía Campesina, se lanzaron al mar y nadaron eltrecho de agua que separa el centro de convenciones -musculosamente militarizado- del lugar accesible más cercano, ydesde allí gritaron No a la OMC, Sí a los derechos delcampesinado!, mientras desde la tierra, miles de manifestantes leshacían eco.Un heterogéneo concierto de organizaciones del mundo desarrolladesde el 12 de diciembre en Hong Kong una importante agenda demovilizaciones, debates y actividades culturales de resistencia. Elepicentro de las actividades es sin duda el movimiento campesino,que mantiene su propósito de que se detengan las negociacionesy la agricultura se mantenga fuera de la OMC, a lo cual se hansumado distintos sectores, tal el de la pesca, que también estádesarrollando movilizaciones simbólicas en el caso presentetambién en el mar; igual idea está siendo asumida pormovimientos culturales y otros. A ese ritmo, como afirma el lídercampesino hondureño Rafael Alegría, uno a uno todos los temasdeberán quedar fuera de la OMC.
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